NUESTRA IN-JUSTICIA
Sin saberse cómo... un segundo cualquiera nos cambia la vida:
Nos puede poner en un calabozo...
donde
Nos miran por fuera
Y juran conocernos el alma.
Nos llaman “bandidos”,
Nos
quitan la cédula, nos atan las manos
Y nos roban el estatus de seres
humanos.
Estamos perdidos.
Nos llaman “peligro”
Para una sociedad corrupta desde
siempre;
Y cada tarde desfilan miles de seres
Por los pasillos hacinados de estas
jaulas
Donde ya no queda espacio para hablar
siquiera,
Porque hasta el aire está lleno de
horror...
Y las calles, los montes, están
llenos de lepra.
Van disfrazados de abogados,
Policías y Doctores,
Políticos, Curas y Pastores.
Van disfrazados.
¿Se han preguntado alguna vez
quiénes son los que nos vigilan?
Sí. Ellos también siguen libres.
No podemos saludar a los vecinos
Ni hablarle a un revolucionario
Porque entonces nos llaman “asesinos”
“sicarios”, “terroristas”, “mercenarios”.
Y después de brutales y sangrantes
redadas
Nos ponen presos
Y nos condenan de manera humillante y
despiadada
Violándonos cínicamente el debido
proceso.
Y mientras nosotros recibimos el
peso...
El peso de nuestra in-justicia,
Ellos... fiscales, jueces y
directores de prisiones,
Reciben el peso...
El
peso... el peso...
Marta Álvarez
MI HISTORIA LA CUENTO
YO
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